Con poca tierra o sin ella, las mujeres diversifican para crecer

By ENI Nicaragua
In noviembre 14, 2022
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La Cooperativa Agropecuaria de Mujeres Productoras de Río Blanco (COOMPRIO), fundada hace ya 29 años, está integrada por 33 socias del municipio, quienes en los últimos años han diversificado sus actividades productivas para consolidarse como una cooperativa autosostenible.

Ellas trabajan unidas bajo la premisa de que la unión hace la fuerza. Así, han logrado enfrentar diversos obstáculos que afectan su vida, la de sus familias y comunidades, entre estos obstáculos están las múltiples crisis que afecta al país, incluyendo la pandemia de la Covid19, y situaciones climáticas extremas como la sequía o eventos como el reciente huracán Julia que golpeó fuertemente al país.

Una larga trayectoria

Adilia Vega, es una de las fundadoras de la cooperativa y actualmente la presidenta. Ella, haciendo una breve reseña de sus inicios, relata que primero fueron un colectivo de mujeres, luego se constituyeron como cooperativa y pasaron a formar parte de la Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos (UNAG) y después se integraron a la Federación Agropecuaria de Cooperativas de Mujeres Productoras del Campo de Nicaragua (FEMUPROCAN). “Actualmente somos una cooperativa de base muy sólida, muy reconocida y legalmente constituida”, asegura Adilia.

No todas tienen tierra propia

De las 33 mujeres que actualmente integran la cooperativa, 20 tienen sus propias parcelas o solares. Las otras 13 aún están en el proceso para obtener la tierra.

Adilia relata que la tenencia de la tierra para las mujeres ha sido un proceso de años, que no ha sido nada fácil, pero con entereza y determinación se ha venido haciendo una realidad.

Las socias que ya poseen tierra propia, afirma ella, tienen pequeñas parcelas de las cuales unas tienen títulos personales y otras mancomunados con sus compañeros. “La cooperativa ha venido formando, ha venido capacitando para que las mujeres sean dueñas de la tierra”, asegura Adilia. También refirió que a lo largo de este proceso se han integrado a la ENI-Nicaragua, una plataforma que discute la problemática sobre la tierra en el país y busca ofrecer propuestas a esas problemáticas. Como Cooperativa dice, tienen el apoyo de algunas asociaciones y cooperantes internacionales.

Obstáculos para tener tierra propia

“Esto del acceso a la tierra, ha sido una lucha de muchos años”, reconoce Adilia. Refiere además que a lo largo de este proceso han visto el incremento del precio de la tierra, “el valor de la tierra se ha elevado mucho, y la cooperativa no ha logrado conseguir fondos suficientes para apoyar a las socias sin tierra”, advirtió.

Por otro lado, señaló que las instituciones financieras han puesto muchos requisitos para otorgar crédito para el acceso a tierra. Ella afirma que existe desconfianza hacia las mujeres por parte de estas instancias, “porque cuando se le pide tantos requisitos a una persona es con la idea de no pasar por ese colador, entonces ha sido uno de los mayores pegones que nos hemos encontrado”.

Coordinaciones con la municipalidad

Adilia resaltó que producto de las coordinaciones y gestiones de la cooperativa con la Alcaldía de Río Blanco, algunas mujeres han logrado conseguir sus títulos de propiedad a nombre de ellas. Para la cooperativa esta ha sido una alianza importante porque además han logrado concretar procesos de capacitación recíprocos, que incluyen talleres de emprendimientos, pero también la formación de promotoras de prevención de violencia. Otro beneficio de estas coordinaciones ha sido la venta de los productos y servicios que ofrece la cooperativa en las ferias que se organizan tanto a nivel municipal como departamental.

Las socias de la cooperativa llevan a las ferias todo lo que producen, y no se trata solo lo que cosechan en sus parcelas, sino también alimentos procesados y artesanías como fruto de los emprendimientos que han puesto en marcha.

Al respecto Adilia explica que “lo más que se lleva a estas ferias, es todo lo que tiene que ver con la musácea (plátanos y bananos), granos básicos, productos lácteos, cereales y pinolillo, pero además todo lo que es la bisutería”, agrega que las ventas han sido exitosas ya que lo que producen las socias de la cooperativa tiene mucha demanda.

La alternativa: Diversificar y dar valor agregado a lo que se produce

Para hacer frente a las dificultades económicas y con miras a la autosostenibilidad, ellas han incursionado en diversas iniciativas económicas. Los nuevos emprendimientos van desde elaboración de piñatas, bisutería y arreglos florales artesanales, lo que combinan con sus actividades productivas tradicionales, principalmente el cultivo de musáceas, granos básicos y tubérculos, otras le están apostando a la producción de cacao.

Paralelamente están trabajando con la crianza de aves de corral y el engorde de cerdos. Sobre esta última iniciativa Adilia relata que “el engorde de cerdo es para venderlo con valor agregado porque la mayor parte de las mujeres que tienen engorde de cerdo, los destazan, venden carne, pero también hacen nacatamales, vigorón y carne asada, es una variedad lo que se hace”, asegura.  Otra actividad productiva es la elaboración de productos lácteos, ella asegura que las mujeres acopian la leche y elaboran queso, crema y cuajadas.

“Sin tierra, pero con producción”

Adilia aclara que si bien hay mujeres que aún no tienen tierra propia, eso no significa que no produzcan. “La mujer que quiere salir adelante y se identifica como productora, y aunque este aspirando a la tierra y que no la tienen, ella produce”, resalta.

Al respecto añade que “lo que hemos venido haciendo es que algunas de las mujeres que tienen tierra le alquilan a las que no tienen, para poder producir el maíz, el frijol o la yuca y ahí producen para consumir en la familia”. También afirma que otras han tenido que alquilar a otra gente, pagándole con la misma cosecha. Adilia asegura que a veces las mujeres sin tierra son las que más se involucran en las diversas actividades productivas, pues son las que más participan de los emprendimientos.

La malanga es uno de los cultivos tradicionales que cosechan las mujeres de la COOMPRIO.

La tierra es aún un sueño en la cooperativa

“La tenencia de la tierra, es un sueño que continúa”, afirma Adilia en referencia a las expectativas de las socias de la cooperativa que aún no poseen su parcela. “Ellas se ven con su propio pedacito de tierra, con al menos media manzana; ojalá se logre tener este pedacito de tierra en manos de las 13 mujeres de la COOMPRIO que aún no la tienen”, afirma Adilia con añoranza.

El centro de acopio contribuirá a alcanzar la autosostenibilidad de la cooperativa, asegura la presidenta. La idea es acopiar y procesar los granos para llevarlos al mercado con valor agregado.

También reitera que otra expectativa es alcanzar la autosostenibilidad, para lo que ya hay mucho camino andado. La cooperativa está legalmente constituida, posee su propia oficina, pero además tiene en construcción un centro de acopio “una vez que ya esté terminado, con todas las condiciones y estemos acopiando los granos básicos, y dándole el valor agregado, tenemos todas nuestras máquinas para venderlo con el valor agregado, ya entonces nos estaremos acercando más a la autosostenibilidad de la COOMPRIO”, finaliza diciendo Adilia con un optimismo que se asoma en su mirada y su sonrisa.

 

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